Ir a Venecia es maravilloso y naturalmente, siempre quedas con ganas de volver.
La próxima vez que visite esa estupenda ciudad "acuática", no deje hacer una pequeña navegación en uno de los muchísimos Vaporettos que surcan la laguna veneciana, para visitar el bonito y curioso pueblo de BURANO, donde aparte de admirar sus pocas calles, con todas las casas pintadas de distintos colores y ver como unas Sras. hacen a mano los famosos bordados de encaje de bolillos, también puede hacer una parada y fonda en el Restaurante- trattoría: GATTO NERO, ubicado junto a uno de sus canales, con infinidad de lanchas y botes atracados a su embarcadero.
Este es un Restaurante especial, donde si quieres que te den de comer, deberás hacer una reserva anteriormente, ya que siempre está completo.
La especialidad, está siempre presente con unas pastas, pero no unas pastas cualquieras, pues hay algunos platos excelentes como "Espaguetti frutto di mare", o el "Rissoto Gui" aparte de unas entradas de mariscos frescos, siempre teniendo en cuenta que el sabor, no se puede comparar a los mariscos españoles.
Bastante aceptable la presentación de los platos, muy acorde con la importancia del sitio y pudiendo deleitarse con otras especialidades típicas de la cocina italiana, pero huyendo de la rutina que nos tienen acostumbrado los "clásicos" del País transalpino.
Bastante aceptable la presentación de los platos, muy acorde con la importancia del sitio y pudiendo deleitarse con otras especialidades típicas de la cocina italiana, pero huyendo de la rutina que nos tienen acostumbrado los "clásicos" del País transalpino.
La atención es muy buena y profesional, incluso los consejos del metre, recomendando mesura en la toma de la comanda, porque no es escasa precisamente la cantidad servida en los platos.
Un Restaurante que recomiendo a los visitantes a Venecia, como a mi me lo recomendó mi gran amigo Antonio, exquisito gourmet y experto en la movida culinaria, detalle por el que quedo muy agradecido .
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